EL NACIMIENTO DE LA PRIMAVERA
Hace miles, miles y millones de años, la primavera aún no existía, pues, no sé si sabréis, es la estación más joven de todas. Por aquel entonces, la vida de la naturaleza era muy dura.
Los árboles escaseaban, y su mayor reto era que sus hojas duraran al menos unos días, pues con el invierno se caían, y con el verano se secaban.
Las plantas sobrevivían a duras penas, pues siempre estaban mareadas de pasar bruscamente del frío del invierno al abrasador calor del verano.
Era un milagro que algún fruto no se pudriera antes de soltarse de la rama de su planta, y el único afortunado que pudo ver una sola flor al principio de los tiempos fue el gran rey sol, antes de que la pequeñísima mezcla de todas las flores naciera, se abriera y se muriera en treinta segundos.
Los insectos se estaban volviendo locos. No se percataban de la estación en que estaban; los animales que hibernaban no se molestaban ni en salir, pues se refugiaban del calor y del frío, y sólo en otoño hacían una gran recolección de alimentos y agua para subsistir.
Los pajarillos estaban cansados de soportar climas extremos, y solo daban algún que otro vuelecillo al día. La tierra cada día se volvía más trabajosa, pues unas veces estaba hecha barro y otras veces estaba sequísima.
Pero... ¿qué iban ha hacer? Estaban acostumbrados a todas esas cosas, y ni siquiera conocían a la inexistente primavera.
El invierno y el verano cada vez estaban más preocupados. Todos los años discutían acaloradamente en el cambio de estación, que era su única oportunidad de hablar, pero todos los años terminaban gritándose y sacudiéndose violentamente, pues la situación se ponía peor. Cada vez eran menos deseados por todos: la naturaleza, la tierra, los humanos... Pero en verdad eran necesarios los dos aunque a la vez fueran un poco dañinos para el mundo.
Un año más, en el I a.PV. (a.PV. significa antes de la primavera) el verano estuvo pensando largo y tendido los tres últimos meses de sus cuatro que le pertenecían al año, incluso consultó al sabio otoño, y llegó a una maravillosa conclusión, pero tendría que esperar al año siguiente para proponérsela al invierno en uno de sus encuentros.
Y así fue, en el año 0 PV. (año de la primavera) el verano se adelantó impaciente unos meses para el enfado del invierno, pero, al escuchar la idea de su compañero, a éste le cambió el humor repentinamente, ¡era una idea fantástica! "Claro -pensó el invierno- si el verano y yo somos estaciones opuestas con temperaturas extremas, al entremezclar un poco de cada una de nuestras características, ¡saldrá una estación con clima intermedio!".
Y así fue como pactaron el día del experimento, sería más o menos cuando acabara el invierno y comenzara el verano, es decir, el 21 de marzo exactamente.
Al fin llegó el tan esperado día por las dos estaciones. Cada una se desprendió de un poco de ella, y le añadieron 92 rayos de sol, unos más fuertes y otros más suaves.
De repente, la tierra se volvió húmeda y de un marrón más vivo, y nació de ella lentamente una bellísima planta acabada por miles de pétalos de todos los colores que te puedas imaginar. Era, exactamente, la primera y verdadera flor que nacía en el mundo. Fue entonces cuando, de aquella flor, comenzaron a salir miles de aromas diferentes, brisas cálidas, hiedras interminables, millones de flores distintas... Que lo inundaron todo, convirtiéndolo así en una nueva y bella estación. El invierno y el verano se preguntaron como se llamaría, y al final, decidieron que, como era el primer capullo y su tallo era de color verde, ¡Primavera! Que significaba "primer verdor".
Contentísimos de su trabajo y de haber resuelto el tema que tanto les incomodaba, se marcharon cada uno por su lado, esperando a la época debida de sus climas, tanto el invierno como el verano, que ahora durarían tan solo tres meses. Mientras tanto, la primavera se estiraba perezosa, admirando todo su alrededor, deseosa de llegar a todos los rincones del mundo. Todos los árboles, plantas y animales la recibían con los brazos abiertos, ansiosos de que la nueva estación hiciera al fin efecto en ellos. La joven época comenzó a llenarlo todo, todo, todo de miles de verdes distintos, jugando alegre con las mariposas, un insecto que también había nacido con la primavera....
Y así fue como, el 21 de marzo del año PV. nació la primavera. Por eso, al principio de la estación aún hace un poco de frío, y al final hace demasiado calor...
Relato realizado por: Fátima López