Desde
muy pequeños, Lowin y Peter son amigos. Se conocieron en un soleado
y colorido día de primavera. El astuto Peter cazaba insectos entre
las flores, mientras que Lowin comía plantas muy cerca de donde se
encontraba el zorro.
De
repente, Peter descubrió una mariposa y estaba decidido a atraparla.
Se colocó en posición de ataque y cuando saltó para agarrarla,
chocó con Lowin.
-
Auchhhhh, ¿Qué haces?, me lastimaste - dijo el oso.
-
Disculpa, no era mi intención, intentaba capturar una mariposa, pero
la muy astuta se me escapó - contestó Peter.
-
Ahhhhhh, bueno no hay problema. Me llamo Lowin y ¿tú cómo te
llamas?
-
Peter, pero ¿vives en esta montaña? Nunca antes te había visto...
De
esta manera, se inició una larga conversación entre estos dos
cachorros, y desde entonces, son los mejores amigos que se conoce por
la montaña de Pando. Ahora son unos inquietos adolescentes en busca
de las más divertidas aventuras. Un día de primavera, Peter le
propuso a Lowin iniciar una aventura en los gallineros del granjero
Jorge. A Peter le encantaba asustar a las gallinas.
- Está bien, acepto, - dijo el oso-, pero con una condición.
-
¿Cuál? - Preguntó el zorro.
-
Después de jugar nos vamos a la laguna a darnos un refrescante baño.
-
Trato hecho. Enseguida Peter empezó a planear cómo entrarían al
gallinero. Tomó una ramita y sobre la tierra comenzó a dibujar un
mapa para explicarle a Lowin de qué manera trabajarían en equipo
para no dejar escapar a ninguna gallina y darles un buen susto.
-
Yo soy más pequeño y delgado, voy a entrar cuidadosamente al lugar
donde las gallinas duermen. Y tú, como eres más grande, te quedarás
afuera esperando que las gallinas salgan. Justo en ese momento,
empezamos a corretearlas por toda la granja, dijo el zorro. El oso
asintió y de inmediato pusieron su plan en marcha.
A
la cuenta de tres, tanto Peter como Lowin se pusieron en acción. Al
cabo de unos segundos, empezaron a salir las gallinas. Mientras
tanto, afuera del gallinero se encontraba Lowin, esperando para
correr detrás de las pequeñas aves. Al cabo de unos segundos, el
zorro y el oso se encontraban corriendo de un lado a otro, cuidándose
de no dejar escapar a ninguna gallina.
Casi
cumplieron su misión, cuando repentinamente los sorprendió el
granjero Jorge. Jorge, un señor gordo, alto y un poco gruñón, se
montó en su tractor y comenzó a corretear a Peter y a Lowin por
toda la colina. El zorro y el oso casi se dan por vencidos, pero
después de tanto correr, encontraron un escondite. Allí, estuvieron
unos minutos. Cuando se aseguraron que Jorge se había marchado,
salieron.
-
Peter, siempre tus ideas terminan metiéndonos en problemas. Pasamos
un buen susto.
-
Sí, sí, ya lo sé. Pero fue divertido, admítelo.
-
Tienes razón.
Estos
intrépidos amigos dejaron escapar una larga carcajada. De camino a
la laguna, ya se encontraban planeando la aventura del siguiente día.
Peter y Lowin disfrutaban al máximo de los días de primavera, su
estación del año preferida. Y tal como habían acordado antes de
iniciarse en la divertida persecución de las gallinas, se dirigieron
hacia la laguna a darse un divertido y relajante baño.
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