lunes, 27 de abril de 2015

TEXTO EXTRA EXPOSITIVO CON EXCESIVAS X "Alexis y los giros de la vida"

Desde la oxidada ventana del dúplex, Alexis explora con sus grandes y extraordinarios ojos negros el extraño paisaje de la explanada que se extiende hasta todos los extremos del barrio más concurrido de Texas. El exceso de dióxido que expulsan los taxis de la extremada circulación exasperan a la joven, que parece asfixiarse con la nube de humo que la rodea, y se aleja para no intoxicarse.


Exprimiendo con su nostálgica mirada el pequeño saxofón colgado en la pared de su habitación, la exbailarina decide excavar de nuevo en el pasado. Recuerda a su excepcional amiga Xenia, que asistía a clases de ballet junto a ella. Por aquel entonces, era de complexión delgada, su rostro expresaba excedida alegría y era una excelente atleta con mucha flexibilidad.
Lamentablemente, el taxista Félix, padre de Xenia, se marchó con ella a xico, huyendo de la amenaza del exsecretario y el expresidente del club de Taxis por no pagar la excesiva cuota mensual.


Recordó los tiempos en que se refugiaba en el extrafino exfoliante casero con el que experimentaba numerosas tardes exfoliando su cara.
Se acordó también de su ahora décimosexto exnovio y exdeportista Xavier, un xenófobo al que enloquecía el boxeo, y excitaban las chicas sexys. Era un experto en la exportación de droga y exhalaba cada noche una excesiva cantidad de toxinas tóxicas que le llevó a la inevitable expiración. Ni si quiera el auxiliar que acudió pudo exiliarle del fallecimiento.
Rememoró también la dura anorexia con la que mantuvo conexión con la muerte, y de la que salió exitosa gracias a la desintoxicación.


Disfrutó mucho cuando, inexplicablemente, se extendió por su mente el recuerdo de las pequeñas excursiones y expediciones por el campo que organizaban con exactitud en las actividades extraescolares Álex, Xenia y ella. Se divertían jugando a los exploradores, haciendo explosiones con piedras que simulaban ser explosivos y luego apagaban el fuego imaginario con el extintor. Allí, en el campo, hacían flexiones, estiraban las extremidades, tocaban el xilófono, exclamaban sin parar, se masajeaban partes como el tórax, el cérvix, el xis, el maxilar... Dibujaban hexágonos en la tierra... ¡Incluso hacían exagerados textos poéticos!
Les encantaba aspirar el límpido oxígeno del exterior.


Sí.. así es como recordaba al ximo su infancia Alexis, pero su camino se había extraviado, y sus años felices no se aproximaban en nada a la cruda actualidad. Se mostraba postrada en una desoxidada y vieja silla de ruedas a causa de un explosivo accidente, sin nigunas expectativas. Los tres exmaridos mexicanos que la habían abandonado con una hija que ahora cumplía el sexto año, eran exmaestros, exministros y exabogados, y ninguno accedía a ayudar a su exmujer económicamente, con el pretexto de que el clímax de la crisis exigía un rígido ahorro de los bienes.
Alexis, a parte de padecer expresamente una parálisis en las piernas, sufre una fuerte dislexia, y se ve obligada a existir y vivir con su hija Nixia en el pequeño dúplex de su hermana Alexia, a la que apenas le llega el sueldo para comer y tampoco tiene auxilio de nadie.


A día de hoy, Alexis aguarda expectante a que el éxito y la verdadera textura de la vida le sonrían de nuevo, que Xenia y Félix vuelvan a Texas, y que Xavier se dé cuenta de que la vida puede dar inesperados giros, como el viejo y oxidado neumático de una silla de ruedas...

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